Otras normas no escritas que yo procuro tener en cuenta:
- Aunque juguemos con la música debe haber un clima de respeto hacia el director y hacia los compañeros. No tolero insultos, palabrotas, motes ni reírse de los demás. Pero debemos empezar los propios directores con cosas tan sencillas como no ridiculizar a los niños imitando cómo han cantado pero exagerando los defectos. Es mejor actuar en positivo enseñándoles como nos gustaría que cantaran y no repitiendo las cosas que están mal.
- Aunque la música no es democrática, como bien se dice en la película "Cita con Venus" respecto a la ópera, conviene escuchar las sugerencias de nuestros cantores a la hora de elegir el repertorio. Habrá que montar piezas que nos interesan por motivos pedagógicos aunque los niños las aborrezcan, pero no puede ser el grueso de lo que enseñamos por motivos obvios. Pronto verás que los niños están más interesados en Hannah Montana, High School Musical y similares que en el repertorio tradicional. ¿Por qué no darles el gusto por una vez de adaptar y montar una de esas canciones que tanto les llaman la atención?
- Una de mis normas que no quebranto jamás es no fomentar la competitividad. Estoy harta de ver la competitividad insana instalada en los niños. Los padres les comparan con sus hermanos o compañeros, les apuntan a demasiadas actividades, están sometidos a un estrés que haría infartar a muchos alumnos y ya tienen esa faceta de ser el mejor en demasiados aspectos de sus vidas. Por eso aborrezco de programas de televisión como "La batalla de los coros", no apunto a mis alumnos a concursos que sólo pueden servir para desanimarles o hacerles darse aires y cuando vamos a un certamen donde coincidimos con otros coros me esfuerzo porque sólo digan las cosas que les gustaron de cada uno de ellos. De eso podemos aprender, para errores ya tenemos bastante con aprender de los nuestros, ellos y yo.
- Hay que premiar su trabajo. Por experiencia personal como corista no hay nada peor que un director que jamás dice algo positivo, especialmente cuando nos hemos esforzado mucho. Tampoco hay que ser excesivamente autocomplacientes, que de eso también he tenido algún que otro director y termina generando inseguridades si siempre está todo bien. Por ejemplo, cuando nos sale mal un pasaje lo mejor es cortar y repetirlo un par de veces, dando alguna indicación. Si a la tercera no sale no es bueno decir que ha estado genial, pero tampoco echar la bronca. Se valora el esfuerzo y el próximo ensayo se vuelve sobre ello. Hombre, luego también existen otra clase de premios más... materiales. Nada como unas chuches después de un concierto, jugar a algo que les guste... para recompensarles por el esfuerzo que hacen aguantándonos todo el año.
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on jueves, 9 de septiembre de 2010
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