Hace tiempo una lectora comentó que daba mala imagen de ti. La verdad es que me dejó sorprendida. No pretendo dar a conocer a nadie a través de mi blog, de hecho, supongo que no es difícil deducir que no presento una imagen completa ni siquiera de mí misma. No sé, tal vez se me haya ido la mano al escribir hacia hablar de tu miríada de intereses plurales, como diría Astarté.
Tú que me conoces bien sabes que es por mi manía de sacar punta a las cosas, de buscar la parte friki de la vida diaria. Qué te voy a contar a ti, que te hago sacar fotos a los carteles graciosos que nos encontramos por la ciudad. Y que en cambio, me cuesta hablar en serio de ciertas cosas, como cuando nos ponemos románticos y terminamos partiéndonos de risa imitando a Carlos Baute cantando "sabes que estoy colgando en tus manooooos, asín que no me dejes caeeeer". Dios, qué canción tan horrible, ¿cuándo tendremos una canción de verdad para nosotros, como tienen todas las parejas? ¡Que me veo en mi boda bailando "Mil rosas para ti" y por ahí no paso!
Me gustaría tener la facilidad de palabra que tienen algunos de los blogueros que sigo para expresar lo que sienten, para hacer llegar a mis lectores que sigo coladita por tus huesos de vaquero. Que no sé si me gustas más por dentro o por fuera y que, dos años después, aún me dan respingos cada vez que me besas.
Feliz aniversario, costillo. Estoy deseando que salgas de trabajar para tomarnos esa copa de sidra achampanada y brindar porque sean muchos más y a poder ser más juntos, que pronto Renfe va a colgar mi retrato de cada una de sus estaciones como si fuera un dictador de Corea del Norte.
Feliz 4 de enero.