Los que me conocen saben que nunca he sido sospechosa de gustarme un deporte en el que 11 tíos corren detrás de un balón cuando es evidente que podrían comprarse uno para cada uno. Sobre todo porque como amante de los deportes minoritarios, estoy cansada de que cuando uno de mis favoritos gana algo importante, incluso si es español, tenga una cobertura mínima en el telediario y siempre después de contarme hasta cuando Cristiano Ronaldo se saca un moco de la nariz.
Pero una cosa es evidente: lo de ganar un mundial hace a la gente mucho más feliz. Hasta los pucelanos parecían más amables estos días (no quiero ofender a nadie, pero la gente por aquí tiene tela).
Otra cosa ha llamado también mi atención: las supersticiones previas y las celebraciones posteriores. Creo que si un extraterrestre se dedicase a observar nuestro comportamiento en los bares o en nuestras casas diría aquello de "estos humanos deben estar locos".
Algunos, como mi hermano pequeño, veían el partido abrazados al balón de la Eurocopa.
El capitán no podía ver ningún partido hasta la final, porque eso había hecho en la Eurocopa que ganamos. Así que ponía la tele y se iba a escucharlo a otra habitación.
Ladynurse lo celebró saltando en la planta junto a otra enfermera y los urólogos de guardia. Todos con su bandera de España hecha con cinta aislante de colores pegada a la bata. Ni un timbre mientras duró el partido, oiga, nadie se puso malito ni quería calmantes.
La Suiza lloró con Casillas, sus lágrimas y su beso de pinícula.
Roma lo vio en el Instituto Cervantes de la ciudad eterna y lo celebró en la plaza de España hasta que vinieron los policías a repartir leña a los que se bañaban en la fuente.
Ladyglasgow of Whisky vio la semifinal en el estadio de Colonia, rodeada de alemanes, así que no pudo celebrarlo mucho. Al menos esta vez no tuvo pelea conyugal con su novio alemán, que reconoció que habíamos jugado mejor.
Otros tenían que verlo en el bar de debajo de casa, sentados en un taburete, con la corbata de la suerte...
El costillo y la moi decidimos crear una nueva tradición y verlo bien acompañados por un ilustre visitante, al que también nos llevamos después a tomar unas cañas:
Y vosotros, ¿qué estábais haciendo cuando la Roja ganó el Mundial?