Una británica se divorcia por sorprender a su marido en una postura comprometida con una prostituta virtual de "Second Life"
Mmm sé que así leído puede sonar ridículo y que ella parece quedar como una tonta. Pero a mí al menos no me resulta tan difícil tener una cierta empatía con la mujer. Uno no llega a tirarse a una prostituta en Second Life de la noche a la mañana, por lo poco que sé de ese juego uno ha de haberse pasado un buen montón número de horas delante de su PC y es imposible tener sexo con personajes como no sea a cambio de dinero.
No me parece tan raro que su mujer sienta celos de la otra y piense si esa infidelidad virtual no muestra el deseo de hacerla real, teniendo en cuenta que ellos mismos se conocieron por internet. Igual que tampoco me cuesta imaginar a una mujer hasta los ovarios de un tío que a lo mejor se pasa el día jugando en lugar de salir con ella a dar un paseo o tener una conversación que no gire sobre una vida virtual en la que ella ni siquiera existe. Un tío que se gasta parte de su sueldo en chorradas en un submundo imaginario, y que a lo mejor luego es tacaño cuando se trata de compartir otra clase de gastos de una convivencia. Y quién sabe si era él el que mostraba el mismo interés que el de la foto en las cuestiones de cama.
Conozco casos de gente adicta a juegos como ese y otros. En uno de ellos el chico se pasó meses sin salir de casa, sin buscar trabajo, sin quedar con sus colegas... y alimentándose poco menos que a base de conguitos. En el otro él la ignoraba completamente, y qué queréis que os diga, tiene que ser duro saber que tu novio te haría más caso si fueras una bruja elfa y te salieran rayos de las tetas.
Después de todo eso, a lo mejor llegas un día a casa y descubres que el maromo se está chingando a una putilla por internet. No a una mujer real con la que puedas competir y llegar y llorarle a tu madre que tu marido es un cerdo porque te pone los cuernos con otras. Sino a un holograma perfecto, con sus tetas siliconadas, sin un trabajo de 8 horas y a lo mejor críos que te hacen no estar precisamente radiante al final del día y sin una mala cartuchera, la muy jodía. Encima quién sabe lo que estaban haciendo, que lo mismo era esa posturilla rara que a ella le hacía ilusión probar y él decía que no porque le dolía la espalda. O en ese spa al que luego en la vida real no quería ir si no era con tu suegra para que se diera unos tratamientos para la artritis.
Si es que... mejor apartarse de estas cosas, que encima de comerte la pasta y media vida se pueden cargar algo más serio que eso.
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on miércoles, 19 de noviembre de 2008
at 10:02
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