Me piro unos días de vacaciones ¡yupiiiii! Así que os dejo con un poquito de música para que escuchéis mientras tanto.
Los compositores, a lo largo de la historia, han utilizado su sentido del humor para reírse de otros genios, o incluso de sí mismos. Podemos empezar con Mozart, que era un cachondo mental en el mejor sentido del término. Además de escribir cosas como coloraturas para soprano con palabras obscenas, ¿os podéis imaginar que descubrió el dodecafonismo? Bueno, no es exactamente así, pero casi lo parece si escucháis los acordes finales de "Una broma musical". En ella satirizaba a unos músicos malísimos que había conocido en Salzburgo (otros dicen que a su padre o incluso sus primeras obras). Esta idea que debió gustarle a Hindemith, porque escribió una obra que lleva por corto título "Obertura de 'El Holandés Errante' tocada a primera vista por una orquesta de segunda fila de provincias a las siete de la mañana".
Los compositores, a lo largo de la historia, han utilizado su sentido del humor para reírse de otros genios, o incluso de sí mismos. Podemos empezar con Mozart, que era un cachondo mental en el mejor sentido del término. Además de escribir cosas como coloraturas para soprano con palabras obscenas, ¿os podéis imaginar que descubrió el dodecafonismo? Bueno, no es exactamente así, pero casi lo parece si escucháis los acordes finales de "Una broma musical". En ella satirizaba a unos músicos malísimos que había conocido en Salzburgo (otros dicen que a su padre o incluso sus primeras obras). Esta idea que debió gustarle a Hindemith, porque escribió una obra que lleva por corto título "Obertura de 'El Holandés Errante' tocada a primera vista por una orquesta de segunda fila de provincias a las siete de la mañana".
La idea de utilizar la música en clave de humor desde luego no nace con Mozart. Ya en el medievo tenemos ejemplos como los Carmina Burana, en los que se ridiculiza a un abad cantando gregoriano borracho o se le da voz a un cisne que lamenta su suerte antes de ser asado. Igualmente creo que no habría blog capaz de contener la inmensa cantidad de canciones renacentistas en las que de repente, en medio de los "fa la la", te tienes que poner a imitar animales. Valga este "Contrapunto bestiale" de Banchieri como ejemplo:
Tal vez el músico más conocido por su humor bonachón fuera Haydn, con obras como su famosa "Sinfonía Sorpresa", que seguro que adivináis enseguida de dónde toma su nombre.
Exacto, era para despertar a los nobles que se echaban plácidamente la siesta en sus conciertos. O su "Sinfonía de los adioses" que supone una reivindicación laboral en toda regla, pero hecha con música. Haydn y sus músicos permanecían en el palacio de verano de los Eszterháza, pero la temporada se había prolongado demasiado y deseaban regrear a casa con sus familias. Si hoy en día no nos atrevemos a toserle a nuestro jefe entonces ni te cuento, que el patrón era príncipe, y la censura a los de "El Jueves" no era ná comparado con la que te podía caer en esa época. Pero Haydn encontró el modo de hacérselo saber:
Me encanta la versión de Barenboim, resulta realmente cómica, pero en aquella ocasión lo que pasó fue que cada vez que un músico terminaba su parte recogía respetuosamente sus partituras, apagaba el candil y salía de la sala, quedando al final únicamente el propio compositor y el primer concertino al violín tocando con sordina. Parece ser que el príncipe captó la indirecta, porque al día siguiente la corte regresó a casa.
Otro amante del humor musical fue Saint-Saëns, como se puede ver en su "El carnaval de los animales". Si tenéis tiempo por favor, relajáos y ponedla entera, de principio a fin, porque es una obrita que no tiene desperdicio (click y clock). A mí personalmente me encanta la pieza "Acuario", pero todas son una lección magistral de la imitación en música de los animales, y ya os daréis cuenta de cómo muchas de ellas han sido utilizadas en anuncios de televisión o en el ballet.
Pero además aprovechó para parodiar a otros compositores, como a Berlioz en "El elefante" o a Offenbach y su famoso "Can can" (sí, el de "somos chicas pistoleras, rubias y morenas...") en "La tortuga", pero a cámara leeenta, eso sí. En la pieza "Fósiles" se ríe hasta de sí mismo, porque los xilófonos tocan parte de su "Marcha Macabra" para imitar a los huesos fosilizados. También se escuchan melodías populares como "Estrellita dónde estás", y aprovecha de paso para meterse con Rossini, porque al incluir un aria suya de "El barbero de Sevilla" viene a decir que era un fósil, vamos, que ya estaba anticuado.
También se ríe de los estudiantes de piano en la pieza "Pianistas", primero porque nos incluye entre los animales -como ya había hecho con los críticos musicales con sus orejas de burro-, y porque nos pone a hacer esas escalas repetitivas, aburridas y no precisamente bien coordinadas con las que todos hemos torturado alguna vez a nuestros vecinos.
Por cierto, al empezar a escribir esta entrada no pude evitar recordar unos documentales que me tragaba con mi madre cuando era pequeña donde salía Leonard Bernstein, nada menos, explicando cómo funcionaba el humor en la música. Sí, ya era una pequeña empollona, jejeje. El caso es que me he tropezado con la agradable sorpresa de que alguien los ha subido a internet y no puedo por menos que recomendaros que los disfrutéis y flipéis con la calidad de los programas musicales que se podían ver en la televisión hace no tantos años (click en la foto para acceder a ellos). Que sí, que aunque estén en blanco y negro no soy tan mayor, lo juro.
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on viernes, 3 de julio de 2009
at 9:08
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musicadas
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