Razones de peso  

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Es curioso, ha sido empezar a rozar la treintena y comenzar a preocuparme por mi aspecto físico de un modo que nunca había tenido en cuenta antes. Que si se me empiezan a ver las canas por aquí, que si arruguillas bajo los ojos por allá, que si estos kilos que me sobran por todas partes... Tiene gracia, cuando siempre he sido lo más parecido a un tío en éste, como en otros aspectos si hacemos caso al costillo. Soy de las que si no tiene que ir a trabajar se pasa el día en chándal tan ricamente, y mi pelo a menos que vaya a la peluquería adquiere la característica de estropajoso en un santiamén.

Pero no sé, un día te miras al espejo y ves que las curvas rebosan demasiada felicidad, que se te están quedando unos brazos que ni que fueras estibadora del puerto y ¡horror! te está empezando a salir papada. ¿A ver si va a tener razón mi padre en lo de "adelgaza" que siempre repite junto a la palabra "oposiciones"? Juntas valor para pesarte en la báscula y la antipática te escupe sin piedad lo que temías: pesas 75 kilates, que midiendo aproximadamente 1,64 metros, son de joya de las buenas.

Ante esa revelación encima no puedes darte un atracón de chocolate para subirte la moral, cachis la mar. Así que haciendo de tripas corazón decidí embarcarme en un viaje hacia los 64 kilos. ¿Que no es mi peso ideal? Pues no sé, tal vez no, pero yo no planeo estar delgada, quedarme hecha una "sífilis", como le decía una señora a una doctora que conozco. Sólo quiero volver a pesar lo que pesaba hace tres años, antes de la depresión, de la ansiedad y de las pastillas que iban a quitármela pero me colocaron 11 kilos de más a la chepa. Esas lorzas son el último testimonio de una etapa de mi vida que ya que no voy a olvidar al menos me merezco que no me la recuerden ante el espejo cada mañana. Más que nada porque es de esos que van del suelo al techo en las puertas del armario.

Así que decidí aprovechar la cuesta de enero, por aquello de que cuestas arriba se suda una barbaridad y eso seguro que adelgaza. Antes de empezar tenía clara como premisa básica aprovechar mis defectos/virtudes, que no hay nada como conocerse a una misma a lo Sócrates:
  • vagancia: si hay que pesarlo, contar calorías, pensar demasiado, cocinar cosas raras o directamente cocinar pudiendo hacerlo mi madre... no es para mí.
  • obsesión, pero sólo un puntito: como me interese un tema me paso el día investigando, leyendo blogs, hablando de ello hasta con la vecina del cuarto... Así no se me olvida y me pongo más difícil a mí misma saltármelo.
  • hipocondría: el foniatra me dijo que o bebía 1,5 l. de agua diarios como mínimo o me rajaba. Ante esa amenaza vaya que si bebo, estoy por ducharme con la boca abierta para ir ganando tiempo. El miedo, que es muy libre.
  • frikismo: ya me apunté a un plan para adelgazar online y el costillo me está descargando este jueguecito para la nintendo DS. Se ríe de mi manía de enviarle cada semana la regla con mi peso, como había visto en otros blogs, pero a mí esas chorradas me motivan. ¡Mirad cómo voy ya!
Reglette regime
  • mi proverbial tacañería: sí, resulta fácil acusarme de roñica, capitán de las sardinas, pero a ver quién no se vuelve un poco ahorrador cuando trabajas en un sitio donde llegas a estar 8 meses sin cobrar, viviendo de lo que tengas. Es increíble lo que ahorro desde que no como fuera de casa entre semana ni un pinchín y no pago ni un taxi (sí, las vagas y gordas profesionales a veces hacemos esas cosas).
  • y, sobre todo, no pasar hambre: hay gente como el costillo que se pone a dieta comiendo menos cantidad, pero personalmente no estoy hecha para las privaciones. Yo como José María García, que decía ser muy mariquita pal dolor. Así que lo que hago es cambiar ese pinchito de pollo que me apetece ahora mismo por una mandarina y un yogur de beber. Porque si no termino por comer medio pollo, un bocata de chorizo y 5 donetes. Y que no se atrevan a salir amigos gorrones por todas partes, que la ansiedad me dota de muy mala leche y ya dije lo de los brazos de estibadora del puerto.

¿Cuál es la dieta que sigo? Pufff, por ahí las encontraréis para todos los gustos. Están las que te prohíben azúcares y grasas, las que te tienen el día comiendo piña y hasta las que te adelgazan engullendo mantequilla y hamburguesas y te prohiben las frutas, pasta y verduras. Yo he tenido en cuenta las "virtudes" que me adornan y que expuse arriba y me hice una particular adoptando una que le dio un nutricionista a mi abuela y con la que perdió 20 kg. en un año. Básicamente se resume en hacer varias comidas más ligeras al día, cenar temprano, y comer verdura de primero, de segundo, carne, huevo, patata o pescado pero sin mezclarlo (obviamente prefiero prescindir de las patatas y comerme un filete) y fruta de postre. Para cenar sustituyo verdura por ensalada, y tengo cuidado de hacer las cosas a la plancha o al microondas, o cocidas en lugar de fritas. Paso del pan porque ahí me conozco y lo malo no es el pan, es todo lo que va untado en él, y con dolor de mi corazón nada de chocolate, bollería, dulces ni demás delicias porquerías. Es bastante más elaborado, pero éste sería un buen resúmen.

Como mi madre es una fanática de la cocina sana básicamente la dieta consiste en comer lo que ella me ponga en el plato y no picar entre horas. Ni el pincho de choricillo con la sidra, ni un triste churro, ni nada de nada. Si le unimos un poco de ejercicio... Pues ya véis en la regla que me ha ido dando muy buen resultado. Ojo, no pretendo venderle el sistema a nadie, más que nada porque total, no me llevo comisión.

Casi diría que ha ido demasiado rápido teniendo en cuenta que empecé el 9 de enero y no os he dicho la mayor peculiaridad de mi régimen: me lo salto los fines de semana, aunque intento que no sea mucho. Tengo una fuerza de voluntad de acero... mientras no vea al costillo a mi lado manducando hamburguesas o yayitas de chocolate, mi gran perdición. Así que el plan es adelgazar más despacio pero durante más tiempo, de manera que hago dieta más estricta de lunes a viernes y el fin de semana puedo concederme algún caprichín. Comprendo a quienes no se permiten ni un desliz porque opinan que es como para el fumador tomar una calada. Les comprendo y admiro, pero yo no puedo. Me gusta demasiado comer, hasta el punto de que después del sexo es para mí uno de los mayores placeres de la vida. Y no siempre en ese orden.

Pero aunque tarde más de lo normal lo lograré, sacaré a la flaca que hay en mí y que tiene aprisionada el Demoño de la Lorza, como dice Astarté. Cuyo blog, por cierto, es cita obligada para los que quieran perder peso y a la vez reírse, que es muy sano. Por lo que a mí respecta estáis todos avisados:


This entry was posted on lunes, 2 de marzo de 2009 at 10:12 and is filed under , . You can follow any responses to this entry through the comments feed .

9 comentarios

Eso que cuentas es como cuando yo quería fumar sólo dos cigarros al día... jajajaj... La verdad es que podría hacer eso que haces tú sin sufrir demasiado pero no adelgazaría. Alégrate de que la moderación aún te luzca el pelo, querida mía.

A mí también me ha dao el bajoncete al ir pisando la treintena. Tengo una arruga en la frente que, según parece, sólo veo yo. Eso sí, la veo hasta de reojo a la desgraciada.

Por cierto, gracias por la publi. Luego hablamos de tu comisión por click... jajajaja... XD

Besote!!

3 de marzo de 2009, 0:07

Por cierto, el día que mi santo me llame bolipiji... salimos en los papeles..!

3 de marzo de 2009, 0:08
Anónimo  

Ay, nena, que me vas a acabar contagiando las ganas de quitarme los 20 kilos que aún me quedan después de mi anterior depre. Es que es un rollo, con lo que me gusta el chocolate. Pero la verdad es que me miro en el espejo y sigo sin reconocerme del todo. Y ahora que vuelvo a estar animada todo sería ponerse...

3 de marzo de 2009, 1:46

Astarté sí, tienes toda la razón en que tengo mucha suerte de que sólo moderándome baje de peso ¡y además rápidamente! No sé, siempre ha sido así las demás veces que he hecho dieta, supongo que porque soy una persona propensa tanto a coger como a perder kilos con rapidez. Por ejemplo para que te hagas una idea cogí 7 de los 11 kilos de más en sólo mes y pico cuando estuve en Bolivia. ¡Pero si yo creía que la gente que viajaba a esos países adelgazaba! :P

Sé que si quito lo que como fuera de casa, los pinchos, galletas, tostadas con mantequilla y mermelada, bollerías y demás, bajo en un santiamén, porque soy dada a comerlos por ansiedad o por mi manía de premiarme/consolarme con la comida. No porque sienta hambre de verdad, de la que dicen los abuelos que tenían cuando la guerra, jejeje. Por eso y porque toda persona que haga régimen debería tener a mi santa madre como cocinera, que es una fanática de la cocina sin grasas. Pero si hasta el otro día hizo una tortilla de patata íntegramente al microondas ¡y estaba buena!

Eso sí, también hay que sumar que no meneaba el culo del asiento y ahora camino y utilizo el gimnasio mucho más. Ah, y que bebía un vaso de agua al día como mucho. En esas circustancias cualquier cosa que hagas se nota una barbaridad.

Ya hablaremos de la comisión, ya, jajajajaja. En serio, es un placer, me encanta el sentido del humor con el que te tomas una cosa que, por qué no decirlo, nos pone a veces enfurruñada o de los nervios. Un besote.

3 de marzo de 2009, 9:12

Deirdre yo no me lo plantearía como dejar el chocolate de por vida, porque si no difícilmente te apetecerá ponerte. Yo me lo planteo como dejar de comer chocolate compulsivamente porque estoy triste, porque me parece que lo necesito, que si la regla, que si necesito energía... y comerlo realmente como lo que es: una cosa que está muy rica pero para comer muy de vez en cuando, en una circunstancia especial y que no hace falta comerse una tableta entera para disfrutarlo.

Quizás una de las cosas que más me está sorprendiendo es que los fines de semana, cuando el costillo me inclina a la senda del mal, noto que me sacio enseguida de los alimentos que sé que no me convienen. No necesito comerme medio paquete de yayitas, puedo comerme tres o cuatro galletas y las disfruto más que cuando no estaba a dieta.

No sé, yo lo vería así, y por supuesto que te animo a que te pongas, porque aunque es durillo en ocasiones, te hace sentir orgullosa de ti misma, más capaz de llevar las riendas de tu vida, te sube la autoestima y hasta más chechi y todo, jejeje. Nada de hacer régimen por lo que piensen los demás, sino para ver, ahora que estás mejor, que esa chica que se refleja en el espejo es como tú quieres que sea.

¡Venga guapa, hazte una regla-caminito de esas y dile al demoño de la lorza que libere a la flaca que hay en ti! Un besazo y muchos ánimos.

3 de marzo de 2009, 9:19

Se me olvidaba puntualizar, Astarté, que lo de bolipiji es cariñoso. De hecho no es ni de lejos lo más fuerte que nos llamamos, tenías que vernos jugando a la nintendo, jajaja.

La verdad es que los dos tenemos mucho sentido del humor y nos gusta picajosearnos un poco, pero sin llegar a molestar al otro ;)

4 de marzo de 2009, 0:17

Ni cariñoso ni nada. Como me llame bolipiji le pido una orden de alejamiento como mínimo...! Cariñoso es traer bogavante para la cena, eso sí... XD

4 de marzo de 2009, 20:54

Dende Aliere, la verdad que es envidiable lo tuyo. Espero que no se te pase esa propensión con el tiempo, porque a mi me pasó en los treintis, y no lo tuve en cuenta hasta que era un poquito tarde...¡ahora tengo que sacar una gorda de adentro de la otra como si fuera una matruska porque la flaca, es la última de todas! Pero bueno, estamos en el camino.Y pero, claro, sería no haber empezado.
Vamos por tu tramo final, que vas bárbaro.

8 de marzo de 2009, 22:25

Astarté qué mala eres, jajajaja, pobre costillo. Hay que decir a su favor que aunque no trae bogavante para cenar, ha sido empezar a bajar kilates y cambiar el "bolipiji" por "preciosa" y "estás buenorrísima". Lo que es, es ;)

Melchora, mil gracias por los ánimos, que me vienen muy bien porque me están costando más estos últimos kilos que los primeros.

Me ha hecho mucha gracia la imagen de la matruska de la que había que ir sacando gordas hasta llegar a la flaca, jajaja :D Tienes razón en que tengo que aprovechar ahora, antes de que mi propensión a adelgazar rápidamente desaparezca y se quede la de engordar a velocidades supersónicas.

Te mando un abrazo y mucha fuerza para tu propio camino, que ya hemos hecho lo más difícil, que es concienciarnos y ponernos a luchar por la flaca que nos gustaría ser.

9 de marzo de 2009, 16:27

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