Gente Fanta  

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De un tiempo a esta parte vengo observando que cada vez más gente le echa un morro a la vida que ya lo quisiera la Esther Cañadas. Un ejemplo reciente tuvo lugar en uno de los festivales de fin de curso que he tenido que celebrar este año. Sí, digo bien, uno de ellos, porque he organizado la friolera de siete. En una peli americana a estas alturas ya me habría dado para ser reina del baile, luego la empollona a la que rechaza el rubio guaperas que marca paquetón, y terminar siendo la jefa de animadoras que se tira a todos los jugadores de rugby a punto de entrar en un equipo profesional.

El caso es que en uno de esos festivales que se iba a celebrar por la mañana, solicité la ayuda de algún padre que quisiera echarme un cable con la organización, más que nada por la responsabilidad que supone tener a tu cargo a 120 chiquillos, al menos mientras la ciencia no termine de conseguir que los clones no envejezcan antes que el original. Pues bien, al terminar un ensayo no viene una madre y me espeta: "¿se puede venir al concierto pero no a ayudar?". Me la quité de encima diciéndole que como quisiera, pero que no iba a tener sitio en las butacas y que si quería quedarse de pie ella vería. Sí, lo sé, suena poco contundente, pero como diría Mark Twain: La diplomacia es el arte de decir 'perrito bonito' mientras encuentras una buena piedra".

Otro de esos festivales era fuera de la ciudad. Los niños se desplazaban en autobús conmigo, los padres en sus coches particulares. Tras es el concierto nos dan un pincheo en un restaurante. De vuelta al bus siento que una manita me tira del vestido y una voz me dice:
- "Mis papás dicen que me acompañes tú andando a casa".
- Yo: "¿Pero no estaban viendo la actuación? Me pareció verles en las primeras filas".
- Niña: "Sí, pero es que en el restaurante se pidieron la cena y no les dio tiempo a terminar".
Es decir, que en lugar de hacerse cargo de su retoñito aprovechan para quedarse de cena romántica y endosármelo a mí sin preguntar si tengo algo que hacer. ¡Manda cojones!


No es que consuele mucho, pero por lo visto esta clase de cosas no me pasan sólo a mí. Amigos, el jeta es una especie en plena expansión, y más en los tiempos que corren. A Groucho alguna vez un cliente le ha solicitado sus servicios como abogado, planteado un problema y después de escuchar qué haría él tras una consulta que no era precisamente de cinco minutos, quedarse todo ofendido porque le pasase la minuta. ¡Cobrar por una información! ¿Dónde se ha visto tal cosa? Digo yo que si sólo era una información se la podía haber pedido a la pitonisa del canal autonómico, en lugar de pretender que alguien que ha estudiado y conoce a fondo el asunto te diga si es bueno o no para ti ir a juicio.

Ya ni te digo si como Tatuador vives de lo que su apodo indica. Lo más habitual es que el cliente, digamos adolescente pajillero, le pida que le haga un dragón o un Balrog de esos que ocupan toda la espalda hasta la rabadilla y molan que lo flipas, tronco. Cuando él pone sus honorarios por delante la respuesta es:
- Doraemon poderoso: "¿Y si no me gusta?".
- Tatuador: "Bueno, pues te dibujo otro".
- Doraemon poderoso: "¿Y si tampoco me mola ese?".
- Tatuador: "Pues sigo dibujando hasta que Tolkien se levante de su tumba y te diga que te flipes con alguno, tronco".
Porque luego encima son legión los que se acojonan antes de ver siquiera las agujas y te quedas con el trabajo hecho y sin cobrar.


Pero el colmo de lo visto hasta ahora en los años que llevo dedicándome a la música es lo que me ha pasado ayer mismo. Me suena el teléfono la noche anterior a las 23:30, que vaya horas, para empezar. Se presenta como padre de una niña que va a presentarse a una importante prueba en el conservatorio de mi ciudad y me pide si puedo acompañarla al piano. Que la pianista que tenían se lesionó en un brazo y no puede ir. Y que el exámen es... errrr... mañana.

Yo le respondo toda aturdida que lo tengo que pensar, que no me gusta hacer chapuzas ni tocar a primera vista en un exámen tan importante, y el tío responde que la partitura es muy fácil y que ensayaremos dónde y cuándo yo quiera. Queda en que llamarme a casa en 5 minutos porque en ese momento está en una cabina porque no tiene móvil (¿ein? ¿por qué no me llama desde el fijo igual?). En la segunda llamada propongo ensayar en su casa a las 12:00 y la voz de la madre desde la cocina dice que no, que en la mía y a la 13:00. Ajá, extraña forma de pedir un favor y de ensayar dónde y cuándo a mí me venga bien.

Consigo que me envíen escaneada la partitura para que pueda decirles si en verdad me puedo comprometer o no a preparar algo en tan poco tiempo, con tanto festival y coronación de los reyes del baile retro y concurso de besos que me queda por preparar. Y eso es todo, ni una palabra sobre mis honorarios, ni un solo dato personal ni nada. ¡Como que no me han dicho ni el nombre de la pobre niña!

Flipada, hablo con mi amigo biciclista para ver si es que son colegas suyos y oye, por un amigo se apechuga con lo que sea, pero que si no que les voy a mandar un email diciéndoles que les cobraría 60 euros por el trabajo. Más que nada porque durante la conversación se oyeron las palabras: "con un ensayo por la mañana y otro par de horas par de horas por la tarde bastará, ¿no?". Él me dice que de compromiso nada y se descojona de mí porque voy a cobrar una miseria y tiene razón, leñe, que hasta la limpiadora de mi edificio cobra 25 lereles la hora y no precisa cualificación para ello. No sé si soy una blandengue, una chica fácil y barata o sólo una pringá. Por si fuera poco me dice que justamente acaba de recordar que hace años se presentó al mismo examen la hija mayor y la pianista acompañante también se rompió un brazo la noche antes. ¡Qué casualidad! Desde luego si me contrata esa familia me debería pagar un plus de peligrosidad y contratarme unos yakuzas, por si las moscas.

Ayer la mañana transcurrió sin sobresaltos, sólo interrumpida por una llamada que no pude coger porque estaba en el médico, tal y como les había especificado la noche anterior. Intento devolverla pero no puedo, porque parece ser otra cabina y José Luis López Vázquez ha salido un momentito al servicio. Total que me olvido del tema y me encontraba comiendo tan tranquila, cuando a las 15:10 me suena el móvil y la misma voz me dice que quedamos a las 15:30 para ensayar en un sitio bastante alejado de mi casa. Pregunto si el tema del precio les parece bien y me responde con tono borde que es muy caro, que si no les puedo hacer una rebaja ya que no hemos ensayado por la mañana y que tiene la sensación de que me estoy aprovechando de su situación.

Se me atraganta la manzana al oírlo. ¿Caro? ¿Caro cuando te estoy cobrando unos 30 o 40 euros menos por venir de parte de un amigo, me llamas el día anterior y me has jodido media mañana esperando a ver si te presentabas al ensayo a la hora que te había propuesto? ¿Aprovechándome de la situación cuando me llamas 2 horas antes del exámen cuando no contaba con el trabajo y encima es para ensayar a la de ya? ¿Aprovechándome cuando no me has dado ni un dato personal, ni un teléfono y tiene pinta de que es porque planeas escaquearte después? ¿Será que formo parte de la nueva campaña de Fanta y yo sin enterarme? ¿Dónde está la cámara oculta?

Aquí ya se me acaba la paciencia, y le explico a Don Céntimo que no es profesional llamar a alguien dos horas antes del exámen para que te acompañe, encima rebajar un precio que ya es de risa y que eso sólo perjudica su hija, que debería haber ensayado como mínimo un par de veces la semana anterior conmigo para poder presentarse a un exámen tan importante con un mínimo de garantías. Que si quería que lo hiciera por cuatro duros que se busque a una amiguita de la clase de la niña, pero que la acompañe un profesor superior del instrumento hay que pagarlo. Es como si tengo una fuga en la bañera y llamo al vecino para que me haga una chapuza o a un fontanero, pero entonces me tocará apochinar con la factura que te cobra un profesional. De hecho le digo que he llegado a sospechar que se trataba todo de una broma o que estaban tanteando a cuánto estaba el pianista, mira qué pianistas traigo, oiga, que me los quitan de las manos.

Queda en preguntárselo a su mujer y que me volverá a llamar. Como imagináis nunca más lo hace. Una lástima, porque ya tenía preparada mi respuesta: "Ay, mira, es que ensayando la pieza resulta que me he roto un brazo". ¿No te jode?

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13 comentarios

Anónimo  

¡Flipo! La verdad es que eres una santa, porque a mí me llaman para una cosa así y - suponiendo que no los mande a la mierda ya de mano- pongo mis honorarios por delante antes que nada y si no, ajo y agua. No te has comido 10 años de Conservatorio para cobrar lo mismo que un camarero.

10 de junio de 2009, 14:18

Tremebundo..! La pena es que ese mismo tipo se gasta los 60 € cualquier tarde en unas copas de garrafa en cualquier antro. Ahí tienes la importancia relativa de la música. Parece que sólo concebimos dos tipos de gastos: los productivos (los que sirven para ganar más dinero) y los de ocio (los que sirven para ser feliz). Y claro, por mucho que a todo el mundo le guste ir de cultureta, cuando se trata de echarse la mano al bolsillo demostramos que por ocio (o sea, por felicidad) no entendemos más que comer, beber y follar (disculpa, es que hoy estoy algo cabreada con el mundo). Animalicos que somos. País de bestias y snobs...

Sirva esto para homenajear a mi amiga I., que acaba de regalarme dos entradas para un concierto con precio auténticamente obsceno, aunque debo decir que mi concepto de obscenidad financiera es muy de andar por casa... Me joroba porque la cantante ya tiene la vida resuelta sin necesidad de que nosotras le paguemos esa pasta, pero aprovecharemos la experiencia en cada uno de sus minutos y cargaremos las pilas para todo el año! (ayns, ya se me ha pasao, ves?... ;D)

10 de junio de 2009, 19:14

J*d*r con los jetas... ¿Qué aprendemos de esto? Que a la próxima llamada que recibas para una propuesta semejante, pongas la pasta por delante, como todo el mundo ¡PORQUE TÚ LO VALES, NENA!

10 de junio de 2009, 22:21

Ejem, jajajajajaj, joer Dendealiere eres única, mola tu forma de escribir, ya te comentaré cuando quedemos más cosas de Don Céntimo, que hubo más llamadas y más historias que me enteré estos días, jajajajjajajaja. Flipo con la peña, pero es que flipo y tengo un notición........... pero que notición....... que cuando Don Céntimo se entere............, jajajajajajaj igual nos reimos mucho porque quien a hierro mata....

11 de junio de 2009, 9:21

Deirdre: Tú sí que me comprendes bien, que sabes mejor que nadie la de años, sacrificios y pasta que supone sacarse la carrera como para que te vengan a decir que cobras mucho. Cierto que la partitura era más simple que las letras de Ricardo Arjona (ya os hablaré un día de él, ya), pero eso no quita que sea un trabajo y como tal haya que pagarlo. No iba a decirlo, pero es que tiene telita que el tío se llamba... ¡Generoso! Manda huevos.

No sé si soy una santa, me temo que me quedo en pringá, sobre todo cuando pienso que este año a una de las pianistas acompañantes de mis coros le pagamos 100 euros por tocar dos villancicos y que la pobre no lo hacía demasiado bien (suspiro). Un besín.

Astarté: En parte es por lo que tú dices, la poca importancia que se le da la música por ser una actividad de ocio. Pero aquí no existe el componente de falta de conocimiento, de alguien que no está metido en el mundillo, ya que tenía otras dos hijas metidas en el conservatorio. Con el agravante de que su hija tal vez llegaría un día a dedicarse a lo mismo que yo y habría que ver si le gustaría que le hicieran lo mismo.

Bueno, si llega, que si mi parte era simple la suya era de primero de instrumento. Con lo que quizás buscaban una excusa de la niña no aprobó por mi culpa para luego no pagar. Vete tú a saber.

Espero que lo pases genial en el concierto y exprimas la experiencia al máximo. Piensa que es una maravilla disfrutar de ese placer que no está al alcance de muchas personas. Y no necesariamente por un tema de obscenidad económica, sino porque la sensibilidad sólo les aflora al pelar cebollas ;)

11 de junio de 2009, 10:22

Ay Gordi, es que ese el problema de fondo, que me cuesta un mundo darme a valer. Incluso cuando me vi atacada por pretender hacerles un favor, que tenía que haberles mandado a la mierda por llamarme a esas horas el día antes, para empezar. Supongo que es porque si algo tengo mayor que la vergüenza propia es la ajena.

Pero sí, a partir de ahora habrá que decir primero a tanto la hora, y a intentar creérmelo un poco más. Muchas gracias por tus palabras, guapa.

Biciclista majetón, primero me metes en semejante berenjenal y ahora me dejas con la curiosidad del notición del que te has enterao. Y las llamadas ¿también eran desde una cabina? Menos mal que nos vamos a tomar un cafetín pronto para reírnos de esto, que si no te la guardaba, jejeje.

11 de junio de 2009, 10:23

Qué jeta le echa la peñaaa...

Lo de Don Céntimo me suena, conozco a más de uno.

Y puestos a contar el morro que le echa la gente con asuntos de dinero, te puedo contar sobre "botes" para tomar algo cuando sales por ahí y resulta que llevas el coche. Uno está a coca-colas y zumitos mientras otros beben alcohol (de quemar, por otro lado, no les envidio). Total que el refresco te sale por un huevo y parte del otro y, aunque todos te miran mal si dices que no quieres poner bote, luego algunos no se cortan en decirte que les debes 2 €, eso después de acercarles a casa con el coche.

¿Alguien da más?

11 de junio de 2009, 12:21

Siii, yo doy más, el que va de botellón y se lleva para tomar un Biosolán de casa, jajajajaj. Eso sí, el hielo lo coge igual. O te dice cuando pides algo en un bar en plan tónica o cocacola ¡¡¡¡Déjame probarla a ver a que sabe!!!!!! (y él ha pedido un vaso de agua "Fino Grifo" jjajajajaajaja. Si es que Dios da pañuelos a quien no tiene mocos. Igual que hay una lista de morosos debería existir una de caraduras.

11 de junio de 2009, 12:57

Sin palabras......

Sos una santa!

12 de junio de 2009, 5:09

Otra muy buena: no hay sitio para aparcar... alguien propone dejar el coche en un aparcamiento de pago y luego apoquinar entre todos. Todos de acuerdo. Ese día, vuelves a por el coche tú solo, nadie quiere que le acerques a casa. Real, como la vida misma.

Apoyo la moción de crear una lista de caraduras.

Digo los míos, apodados para no crear tensiones :P

- "La Morros"
- "Don Céntimo" (el original)
- "El Estudiante"


Y se podría organizar una gala de los premios "Jeto de Hormigón", jejeje.

12 de junio de 2009, 8:51

Jajajaja Auriga, me parto. Apoyo la moción, más adelante abro un post y entre todos elegimos al "Jeto de Hormigón" del año :P

Lo de aparcar me ha recordado que el otro día paseando vi a un chico guardando una plaza de aparcamiento... ¡con dos enormes sillas de oficina dispuestas en ella! :O

12 de junio de 2009, 9:08

Tuve un compi de piso que me llamaba desde el curro... que se me ha olvidao comprar comida para los gatos... que por favor baja tú y luego te la pago... que sea de la buena... (Eukanuba, 4.000 pesetillas de entonces la bolsita)... piqué dos veces. Ni una más. El rancio, le llamábamos.

Este mismo prenda nos invitó a tomar unas copas por su cumpleaños y fue sin dinero. Como lo cuento.

Otras veces salías a tomar algo y decía, voy al cajero. Y volvía, pues no funciona. Bueno, paga tú que luego te lo pago. Yo un día le dije, no pasa nada, te acercamos a otro cajero... y lo mismo, no funciona. No pasa nada, vamos a otro... Por mis huevos que sacas pasta hoy o te vas pa tu casa, listo!

13 de junio de 2009, 1:44

Buenooo desde luego que el tema está dando que hablar, así que he abierto el concurso para nombrar al Jeto de Hormigón del año. Va a estar reñido, por lo que veo, jajaja.

17 de junio de 2009, 10:41

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