Sí, niños y niñas, la dieta de Bruselas. Y no me refiero precisamente a las coles. Porque seamos sinceros, todos queremos un salario de casi 7.665 euros al mes, más del doble de lo que cobraban los eurodiputados españoles hasta ahora. Sin contar con los desplazamientos pagados, incluida clase business, 17.540 euros más para sus secretarias y colaboradores a escoger por ellos, como si son de la famiglia, más 4.202 leuros mensuales para cubrir el alquiler de oficinas, gastos telefónicos o la compra de ordenadores que no tienen que justificar de modo alguno. Se calcula que en total vienen a levantarse unos 14.727 lereles al mes, y aún tenemos que dar gracias porque ese es el nuevo reglamento y antes la picaresca era todavía mayor, porque no eran pocos los que viajaban de Madrid a Bruselas en un vuelo barato por 80 euros pero entre desplazamientos, extras y demás zarandajas venían a cobrar por él casi 2.000. Echen cuentas.
Yo también quiero cobrar eso, tener un horario de lunes a jueves, con 287 euros de dieta por cada día de sesión, y además sin tener que ir obligatoriamente a currar. Porque ahí tenéis la foto, sacada el día que se debatía sobre la crisis alimentaria que sufren muchos países. También quiero enchufar al costillo, que le vendría bien un cambio de aires con el calor que empieza ahora a hacer en Pucela. Quiero asegurarme una buena pensión a los 63 años en lugar de seguir trabajando sin cotizar como hasta ahora, y que me paguen dos tercios de los seguros de enfermedad y accidente. También me mola eso de que que no me puedan meter en la cárcel, no pagar según el sistema fiscal de mi país sino según el comunitario o saltarme las colas en los aeropuertos. Todo a cambio de un trabajo para el que ¡no tengo que tener ninguna cualificación en especial! Ni siquiera tengo que pasar una oposición, cosa por otro lado absolutamente comprensible teniendo en cuenta que es un puesto con escasa actividad intelectual: por disciplina de partido se me indica lo que tengo que votar, y para apretar un botón unas pocas veces al año tampoco hace falta ser el empollón de la clase. Sólo el más jeta.
Con todo esto no me extrañan los llamamientos de los políticos a que vayamos a votar, que está en juego Europa. ¿Mande? ¿Qué está en juego exactamente? Procedo al análisis de la propaganda electoral con la que han tenido a bien llenarme el buzón, aunque ya lo han hecho otros mucho más concienzudamente que yo (click, clock):
PSOE:
Negativo: No dice qué harán si llegan a Europa, sólo que la derecha es mala malosa, y por su culpa estamos en esa cosa que hace un año no existía. Manipulaciones varias y referencias al mesías Obama Inés.
- Nota: Por cierto, tendríamos mucho que aprender de un sistema político en el que si creo que un tío es válido pa sacarme las castañas del fuego lo llamo a mi lado, aunque sea de otro partido.
Positivo: ?
PP:
Negativo: No dice qué harán si llegan a Europa, sólo se habla de paro y crisis que, por supuesto, se deben a que la izquierda es mala malosa. Contradicciones: según su principal dirigente en el pasado no se han defendido adecuadamente los intereses del país, pero si le volvemos a votar como eurodiputado ahora sí que los defiende, palabrita del Niño Jesús.
Positivo: ?
UPyD:
Negativo: No dice qué harán si llegan a Europa, sólo que votar es de lo bueno lo mejor, de lo mejor lo superior, que diría Gomaespuma.
Positivo: Resulta un soplo de aire fresco encontrarse con alguien que te invita a votar sin meterse con otros de un modo zafio y ruin, pero no dar ninguna razón para no hacerlo por tu partido me parece pecar de excesiva ingenuidad.
IU:
Negativo: Mandan en el sobre una lista de nombrajos y una foto con el jeto del candidato. Sin más.
Positivo: Son los más cachondos, y por ende los más sinceros, ¡vótame por mi cara bonita! Al menos me ahorran leer bravatas o palabras vacías que no me indican qué cuernos harían con mi voto si llegan al Parlamento.
¿Y por eso tengo yo que mover el culo del sillón el próximo domingo? ¿Para colaborar en la construcción de nuestro particular cementerio de elefantes? En fin, seguiré mascando coles mientras medito las respuestas, que me temo que es la única dieta de Bruselas que, por el momento está a mi alcance.