(La cosa empezó así).
Muy bien, vale, hago caso a Aliere y sus consejos para empezar a formar mi coro, y coloco por voces a mis cantores más adelante, aunque sólo sea porque primero tengo que lograr que canten afinadamente a una voz antes de pasar a varias. Pero, ¿entonces cómo cuernos rompo el hielo cuando me encuentro ante los chavales en mi primer y aterrador día de clase? La respuesta a esta pregunta es fácil para todos los que tenemos unas mínimas nociones de dirección coral: ejercicios de calentamiento. Para no entretenerme demasiado, diría que por lo general constan de ejercicios de relajación corporal, respiración diafragmática, colocación de la voz, dicción... Son tantos y tan variados que nos llevaría medio blog hablar de todos, así que os dejo unos midis, por si un día la clase os pilla sin piano, y os recomiendo un poco de formación vocal. Qué menos que seamos capaces de emitir exactamente como nos gustaría que nuestros alumnos produjeran el sonido.
Pero pronto el nuevo director se tropezará con una realidad impepinable: los ejercicios se vuelven repetitivos, aburridos, se hacen con nulas ganas y menos atención. Ahí mi consejo es:
- Sed muy rigurosos con la postura corporal. Debemos tener en cuenta que para nuestros niños algo tan simple como sentarse o estar de pie en una postura correcta es tan ajeno a su realidad cotidiana como comer saltamontes con palillos.
- Haced que la técnica vocal sea algo intuitivo. Un niño entenderá mucho mejor "imagínate que coges una flor y la hueles" (gesto incluido), que "respira profundamente por la nariz, abriendo ligeramente las fosas nasales". Aquí encontraréis algunos ejemplos que van en esa línea y además son divertidos.
- Intentad que el calentamiento sea un juego, de manera que no sólo deje de ser un trámite a rellenar lo más rápido posible, sino que nos sirva para perder la vergüenza, explorar movimientos y sonidos que puede producir nuestro cuerpo. Incluso para estrechar los lazos de amistad con nuestros compañeros y profesor, por qué no. Aprovechad trabalenguas para trabajar la dicción, tumbarles en el suelo para que sean más conscientes de la respiración abdominal, ponerles a hinchar globos... En esa línea os aconsejo vivamente que veáis la segunda parte de este video de ese magnífico coro infantil francés que es Sotto Voce (a partir del minuto 1:30):
Ya véis que es un ejercicio sencillísimo en el que el profesor y luego cada uno de los alumnos debe hacer un sonido acompañado con un gesto. Todo vale, risas de bruja, perseguir un mosquito, imitar un gatito pequeño y luego un perro grande... Conseguimos fomentar la atención, quitar vergüenzas (la nuestra la primera, si no estamos seguros de lo que hacemos se lo transmitimos a los chavales), fomentamos la creatividad y aunque no lo creáis trabajamos la afinación. Observad qué sucede en vuestra clase con esos niños monocordes, es decir, que cantan todo el rato con las mismas notas. Les resulta más fácil imitar a sus compañeros que a nuestra voz de adulto. Incluso si se hace bien se puede sacar a un concierto, como hacen ellos. ¿Por qué no? Esa es la idea, la de jugar con la voz, con el ritmo, incluso con el sentido del humor y hacer divertido y fácil algo que cuando nosotros cantábamos en el cole del colegio era un tostón, para qué engañarnos.
Al principio ya os adelanto yo que les dará vergüenza y lo verán como algo muy raro. En ese caso tal vez os podáis apoyar del video que os he puesto, para que vean que hay otros niños que también lo hacen y hasta lo sacan a un escenario. También es fácil que, sin que se den casi cuenta, hagan unos sonidos muy parecidos a los del compañero inmediatamente anterior a ellos. Sin embargo, con el tiempo, la creatividad natural de los niños termina imponiéndose, y veréis como vuestros propios sonidos se quedan pobres ante los suyos. Ya me lo contaréis, ya, que yo he tenido en clase a auténticas especialistas que desempañaban ventanas, aceleraban con sus coches, estornudaban, cogían el teléfono, ¡hasta me imitaban a mí!
Por último en cuanto a hacer más ejercicios de un tipo u otro en mi opinión la clave vuelve a estar en conocer a tu coro y saber cuándo es preciso incidir más en la relajación, por ejempo antes de un concierto si los niños están nerviosos, o cuándo conviene hacer algo que suba la energía, si están cansados o desanimados.
Ah, y nada de 5 minutos de calentamiento y a cantar. Sobre todo al principio del curso suelo destinar hasta la mitad de la clase a esta clase de ejercicios, intentando como he dicho que no sean aburridos y al final del curso os aseguro que se recogen los resultados. Aquí lo dejo por el momento, en próximas entregas ya pasaremos al turrón: el repertorio y algunas propuestas sobre cómo trabajarlo y presentarlo en público que no sé si son muy ortodoxas, pero a mí me funcionan.
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on sábado, 22 de agosto de 2009
at 12:08
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