Ya es Navidad en
Dende aliere y no, no tenéis cataratas, esas cosas blancas que véis caer pretenden ser copos de nieve. Ya hemos llegado a esas fechas entrañables (perdón,
Gordi, no pude evitarlo, jejeje) en las que intentamos tener unos días de paz y amor. Como ya dije
el año pasado por más que gruñan algunos a mí no pueden dejar de fascinarme unas fechas en las que veo a mis amigos desperdigados por el mundo, hay vacaciones y encima se comen cosas ricas a diario.
Pero haciendo un esfuerzo sí que puedo encontrar una cosa que no me gusta de las navidades. La primera es que todo el mundo se pone bucólico pensando en lo bonito que sería tener a un churumbel corriendo emocionado a recibir a Papá Noel y lo dicen mirándome más o menos así:
La segunda son las conversaciones absurdas en las que se enzarza toda la familia. Podría ser por el vino o el champán, o tal vez se le vaya la mano a mi tía con el licorcillo que le echa al
goxua. El caso es que todos los años la familia termina discutiendo sobre temas que en el fondo a nadie le interesan un bledo pero en el que parecemos poner todo el interés. Este año los temas estrella han sido lo bien que viven los médicos, los comercios de los chinos y si las empresas meten a la gente por enchufe. Y yo me pregunto ingenuamente, ¿por qué te ofende tanto si alguna vez te hemos oído que es una pena que tu hija no haya estudiado minas para meterla a trabajar contigo? Pero siempre termino callándome y masticando mis empanadillas, que al menos en mi familia todo el mundo sabe que va a haber un montón ingente de platos pero nos llenamos con los fritos de toda la vida.
No entiendo por qué esa manía de hablar de política, religión... vamos, de todos los temas que la buena educación define como políticamente incorrectos en la mesa. También me extraña ese interés repentino en conocer la opinión de los cuñados, tíos, primos... que nunca ves, en las diferencias significativas entre ascua y brasa, como le pasaba a una profesora mía de inglés con su familia. Así que por lo visto no soy la única, que este año una amiga me mandó un mensaje que ponía que la familia, bien, pero que le había dado por hablar sobre el matrimonio de gays y lesbianas y su derecho de adopción.
¿A vosotros también os da por discutir temas raros en las comidas de Navidad?
¿De qué habéis hablado este año?
Un abrazo muy fuerte a todos los que comentáis y venga, va, también a los que sólo leéis. Y desde esta humilde bitácora Dende Aliere os desea mucha paz y amor... y el plus pal salón.