Pero hoy llega la prueba definitiva: me opero al fin de la miopía. Digo al fin porque llevaba seis años pensándolo, incluso con las pruebas hechas, sin terminar de decidirme. Pero nada, si hasta Elton John se ha puesto a ello no tenía sentido resistirse. Eso sí, estoy acojoná y hace días que me cuesta pegar ojo. Y es que no es moco de pavo operarse con láser de algo más de 10 dioptrías, cuando hoy todo el mundo te quiere poner lentes intraoculares, que por el precio, ya podían estar hechas de criptonita, ya.
Por otro lado están las ventajas, que me llevo repitiendo estos días como un mantra: dicen que la operación se pasa en un abrir y cerrar de ojos, no se me empañarán más las gafas al entrar en los bares en invierno, si se me rompen podré ir a mi casa sin ayuda, no tendré que limpiarlas con la pereza que me da (tanta que a veces podría plantar patatas en ellas), no tendrá que ser lo primero que me pongo y lo último que me quito y el costillo dice que sin ellas tengo unos ojos de hueeevo más que bonitos. Además, como soy un poco tío, qué demonios, me gustaría tener mejor visión en ciertos momentos en los que no estamos jugando precisamente al Mario Kart.
No sé cuántos días estaré fuera, porque dependiendo de con quién hables el tiempo sin ordenador puede variar entre varios días (oftalmólogo) y unos 36 años (mi madre). Pero tranquilos, que tengo programadas algunas entradas por si acaso de esas que se publican solas. También me las apañaré para que alguien de confianza le pueda echar un ojo al blog, que es la versión fina de: me encantará leer vuestros comentarios a mi vuelta.
Eso sí, advierto que borraré sin la menor compasión todos los que vayan en la línea de "mi tía la del pueblo se operó y desde entonces ve cosas raras, como a Belén Esteban leyendo un libro o a la Victoria Beckham chupando cabezas de ajo". Porque manda coujons, cuando no me quería operar todo el mundo me decía "que no, tonta, que no pasa nada" y ahora todo son ganas no sé si de desanimar o directamente de meterme el dedo en el ojo. Que si por qué no voy a la clínica donde se operan los reyes, que si el dinero no es un problema (si no lo fuera no me lo pagarían mis padres, ¿no te jode?), que si lo has pensado bien, que si luego te vuelve a subir la miopía porque lo he visto en un documental... Bastante nerviosa estoy ya, coñe, que tengo pesadillas mezcla de "Minority report" y "Un perro andaluz".
Pues eso, que sus acordéis de servidora, y que espero que la ausencia sea breve, ¡nos vemos!
P.D. Sí, yo también estoy harta de los chistes de ojos, pero la tentación era demasiado fuerte, jejeje.