Resumiendo mucho es la historia de un amor imposible entre el rey y su ex, ahora casada con su mejor amigo.
Acto I
La historia de Verdi comienza en el palacio del rey, lleno de nobles y entre ellos dos tipos que junto a unos amiguetes quieren cargárselo a lo 23 F.
El rey está alelado pensando en su ex, cuando entra su mejor amigo y marido de la chica, Renato, y le dice que sabe por qué está tan triste. El rey está a punto de hacérselo encima cuando su amigo le dice que lo que sabe es que quieren atentar contra su vida.
Aparece un juez, que trae una orden de destierro contra una bruja negra. Entonces tiene lugar la escena que os voy a poner ahora, en la que un pajecillo defiende a la maga y el rey decide consultarla disfrazado de pescador para divertirse un poco. Quedan a las tres, de incógnito, en un fragmento de esos para cantar en la ducha y en el que parecen treceañeras quedando para ir a la disco: “¿A las tres? Venga, tía, a las tres. Espera que voy a alisarme el flequillo. ¿Nos vemos a las tres, osea?”.
La siguiente escena tiene lugar en la choza de la bruja piruja, donde un marino quiere saber si va a ser recompensado su valor. La maga le dice que sí y el rey le esconde en su chaqueta un ascenso y algo de dinero, así que todos se quedan flipando de la eficacia de la maga. Llaman a la puerta y un sirviente de Amelia llega para decir que su señora quiere ver a la bruja en secreto, pero el rey se queda escondido, el muy cotilla. Amelia le pide a la maga un remedio para olvidar un antiguo amor y ésta le dice que la ayudarían unas hierbas que crecen junto al cadalso de los condenados a muerte, pero debe ir sola, en medio de la noche.
Cuando se va Amelia, el rey le pide a la bruja que le presagie el futuro contándole la pina de que es pescador, en un aria a la que sólo le faltan las castañuelas, porque parece flamenquito. Os la dejo cantada por Bergonzi, pese a que la mercenaria rubia insiste en que tiene voz de alpargata.
La bruja le lee la mano y le dice que pronto va a morir y por manos del que primero le choque esos cinco. Entra Renato, que no sabe nada del tema y le da la mano. Así que todos deducen que el oráculo ha mentido porque es su mejor amigo, y el rey, que se ha quitado el disfraz, decide no desterrar a la bruja porque está demostrado que no tiene nada que ver con Lucifer. Sin embargo ella se queda murmurando “a pesar de todo, se mueve”, es decir, ponte como quieras que aquí hay más de uno que quiere verte fiambre.
Acto II
En el campo de los condenados Amelia, muerta de miedo, intenta conseguir el hierbajo que le producirá el olvido. Entonces el rey se muestra y tiene lugar un bonito dúo de amor en el que se confiesan sus sentimientos y atención, porque él dice que a la porra el honor, a la porra la amistad y vente pa'ca cordera. (Se ve chiquitín, pero tenéis los subtítulos en un idioma que entenderéis mejor que el japonés de antes).
Hablando del rey de Roma… llega su mejor amigo, que ha venido a salvar al rey de los conjurados que planeaban matarlo mientras ligaba con la chati. El rey debe huir solo para salvar su vida. pero antes ordena a su amigo que lleve a Amelia, que se ha puesto un velo sobre la cabeza, a la ciudad sin hablar con ella, ni mirarla siquiera. Entonces los conjurados caen sobre ellos y amenazan con matar al amigo si no les muestra quién es la mujer que le acompaña. Ya se lanzan sobre él cuando Amelia se quita el velo para impedir la muerte de su esposo, y todos se despiporran del cornudo.
Acto III
En casa del amigo hay una bronca de tres pares. Él quiere matar a la adúltera de su mujer y no la cree cuando ella le dice que no llegó a manchar su honor (otra cosa es que si él no hubiera llegado, los conjurados la habrían pillado echando un quiqui). Así que de rodillas le suplica que la deje al menos despedirse de su hijo en un aria tan triste como bella que os dejos cantada por la que parece la reencarnación de Ingrid Bergman.
Cuando se queda solo, el amigo decide que no es la sangre de su mujer la que quiere, sino la del rey, así que se une al complot de los conjurados. Como no se ponen de acuerdo en quién debe cargárselo, hacen un sorteo y toman a Amelia como mano indecente. Le toca a su marido y decide cometer el regicidio en el baile de máscaras al que han sido invitados.
En sus aposentos el rey toma una difícil decisión: entre el deber y el amor elige guardar el honor de su amigo enviándole junto a su mujer a su patria natal. Así que como es la última vez que va a verla decide acudir al baile, pese a que le han hecho llegar la amenaza de muerte. Allí el amigo se encuentra con el pajecillo, al que logra sonsacarle cuál es el disfraz del rey. Éste se está despidiendo para siempre de Amelia, cuando su amigo le apuñala. El rey le muestra a su amigo la carta en la que le había ascendido a un puesto en Inglaterra como muestra de que no se ha trincado a su esposa y le otorga su perdón antes de morir.
Acto I
La historia de Verdi comienza en el palacio del rey, lleno de nobles y entre ellos dos tipos que junto a unos amiguetes quieren cargárselo a lo 23 F.
El rey está alelado pensando en su ex, cuando entra su mejor amigo y marido de la chica, Renato, y le dice que sabe por qué está tan triste. El rey está a punto de hacérselo encima cuando su amigo le dice que lo que sabe es que quieren atentar contra su vida.
Aparece un juez, que trae una orden de destierro contra una bruja negra. Entonces tiene lugar la escena que os voy a poner ahora, en la que un pajecillo defiende a la maga y el rey decide consultarla disfrazado de pescador para divertirse un poco. Quedan a las tres, de incógnito, en un fragmento de esos para cantar en la ducha y en el que parecen treceañeras quedando para ir a la disco: “¿A las tres? Venga, tía, a las tres. Espera que voy a alisarme el flequillo. ¿Nos vemos a las tres, osea?”.
La siguiente escena tiene lugar en la choza de la bruja piruja, donde un marino quiere saber si va a ser recompensado su valor. La maga le dice que sí y el rey le esconde en su chaqueta un ascenso y algo de dinero, así que todos se quedan flipando de la eficacia de la maga. Llaman a la puerta y un sirviente de Amelia llega para decir que su señora quiere ver a la bruja en secreto, pero el rey se queda escondido, el muy cotilla. Amelia le pide a la maga un remedio para olvidar un antiguo amor y ésta le dice que la ayudarían unas hierbas que crecen junto al cadalso de los condenados a muerte, pero debe ir sola, en medio de la noche.
Cuando se va Amelia, el rey le pide a la bruja que le presagie el futuro contándole la pina de que es pescador, en un aria a la que sólo le faltan las castañuelas, porque parece flamenquito. Os la dejo cantada por Bergonzi, pese a que la mercenaria rubia insiste en que tiene voz de alpargata.
La bruja le lee la mano y le dice que pronto va a morir y por manos del que primero le choque esos cinco. Entra Renato, que no sabe nada del tema y le da la mano. Así que todos deducen que el oráculo ha mentido porque es su mejor amigo, y el rey, que se ha quitado el disfraz, decide no desterrar a la bruja porque está demostrado que no tiene nada que ver con Lucifer. Sin embargo ella se queda murmurando “a pesar de todo, se mueve”, es decir, ponte como quieras que aquí hay más de uno que quiere verte fiambre.
Acto II
En el campo de los condenados Amelia, muerta de miedo, intenta conseguir el hierbajo que le producirá el olvido. Entonces el rey se muestra y tiene lugar un bonito dúo de amor en el que se confiesan sus sentimientos y atención, porque él dice que a la porra el honor, a la porra la amistad y vente pa'ca cordera. (Se ve chiquitín, pero tenéis los subtítulos en un idioma que entenderéis mejor que el japonés de antes).
Hablando del rey de Roma… llega su mejor amigo, que ha venido a salvar al rey de los conjurados que planeaban matarlo mientras ligaba con la chati. El rey debe huir solo para salvar su vida. pero antes ordena a su amigo que lleve a Amelia, que se ha puesto un velo sobre la cabeza, a la ciudad sin hablar con ella, ni mirarla siquiera. Entonces los conjurados caen sobre ellos y amenazan con matar al amigo si no les muestra quién es la mujer que le acompaña. Ya se lanzan sobre él cuando Amelia se quita el velo para impedir la muerte de su esposo, y todos se despiporran del cornudo.
Acto III
En casa del amigo hay una bronca de tres pares. Él quiere matar a la adúltera de su mujer y no la cree cuando ella le dice que no llegó a manchar su honor (otra cosa es que si él no hubiera llegado, los conjurados la habrían pillado echando un quiqui). Así que de rodillas le suplica que la deje al menos despedirse de su hijo en un aria tan triste como bella que os dejos cantada por la que parece la reencarnación de Ingrid Bergman.
Morrò, ma prima in grazia,
Deh! mi consenti almeno
L'unico figlio mio
Avvincere al mio seno.
E se alla moglie nieghi
Quest'ultimo favor,
Non rifiutarlo ai prieghi
Del mio materno cor.
Morrò, ma queste viscere
Consolino i suoi baci,
Or che l'estrema è giunta
Dell'ore mie fugaci.
Spenta per man del padre,
La man ei stenderà
Sugli occhi d'una madre
Che mai più non vedrà!Moriré, pero antes, ah,
concédeme al menos la gracia
de estrechar contra mi seno
a mi único hijo.
Y si a la esposa niegas
este último favor,
no lo deniegues a las súplicas
de mi materno corazón.
Moriré. Pero que este cuerpo mío
consuelen sus besos,
ahora que ha llegado el fin
de mis horas fugaces.
¡Muerta por las manos de su padre!
¡Su mano él extenderá
sobre los ojos de una madre
a las que nunca más verá!
Cuando se queda solo, el amigo decide que no es la sangre de su mujer la que quiere, sino la del rey, así que se une al complot de los conjurados. Como no se ponen de acuerdo en quién debe cargárselo, hacen un sorteo y toman a Amelia como mano indecente. Le toca a su marido y decide cometer el regicidio en el baile de máscaras al que han sido invitados.
En sus aposentos el rey toma una difícil decisión: entre el deber y el amor elige guardar el honor de su amigo enviándole junto a su mujer a su patria natal. Así que como es la última vez que va a verla decide acudir al baile, pese a que le han hecho llegar la amenaza de muerte. Allí el amigo se encuentra con el pajecillo, al que logra sonsacarle cuál es el disfraz del rey. Éste se está despidiendo para siempre de Amelia, cuando su amigo le apuñala. El rey le muestra a su amigo la carta en la que le había ascendido a un puesto en Inglaterra como muestra de que no se ha trincado a su esposa y le otorga su perdón antes de morir.
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on viernes, 13 de febrero de 2009
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pera maestra
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