Ayer estuvieron aquí mi cuñada y su novio, kungfupanda, y nada más llegar, antes de conocer los encantos de Vetusta ya los tenías en el IKEA, esa tienda donde tú te lo guisas, tú te lo comes. Reconozco que es un sitio que me parece divertido para pasar una tarde y que me da un poco de penilla que no existiera cuando era una niña. Si ya lo pasábamos pipa en los carritos del Tajo Británico ni te quiero contar si llego a tener a mi disposición un sitio enorme con minipisos que más parecen casitas de muñecas grandes y puedes probar todos los sillones y camas.
La diversión ahora, para los que ya no somos tan niños, consiste en montar los muebles en tu hogar sin que te sobre alguna pieza. Cosa difícil si lo hace mi hermano el capitán Haddock, que la vez que un tamagochi cayó en sus manos lo destripó y lo volvió a montar de tal modo que quedó el bicho mirando al revés. Funcionaba, sí. No, yo tampoco sé cómo lo hace.
La calidad de lo que te llevas pues mira, no es la monda, pero cumple su función, es barato y cuando te canses de ello te reamueblas la casa en un periquete sin tener que empeñar un riñón. Aunque reconozco que no suelo ir al IKEA a por cosas concretas, es sólo la excusa para cotillear cosas y dedicarme a lo esencial: merendar en el restaurante y comprar las patatas con cebollino de la tienda, que es para mí más adictivo que el tomacco.
Pero si escribo todo este rollo es porque he encontrado una página web donde se puede ver otra de sus características: una publicidad de lo más innovadora, que en este caso además de ser original nos puede servir para pasar uno de esos ratos aburridos de curro. En ella podemos ver a personajes en distintos ambientes con armarios que se mueven al ritmo de la música. Lo mejor es que podemos utilizar no sólo las músicas predeterminadas de la web, sino cualquier canción nuestra, o interactuar con ellos a través de nuestro micrófono o convirtiendo nuestro teclado de ordenador en una caja de ritmos (click en la imagen para empezar).
Os aconsejo encarecidamente pasar por esta habitación en concreto, la de los superhéroes bujarras. No tiene desperdicio.
Y para equilibrar el karma, después de estos minutos de publicidad descarada y para desgracia mía no patrocinada, para los más gruñones con esta cadena os dejo con un post del blog El estilo IKEA (click en la imagen de nuevo), en el que Llave Allen, un encargado de esta tienda escribe cargado de mala leche hacia la marca y nosotros, sus clientes.
La diversión ahora, para los que ya no somos tan niños, consiste en montar los muebles en tu hogar sin que te sobre alguna pieza. Cosa difícil si lo hace mi hermano el capitán Haddock, que la vez que un tamagochi cayó en sus manos lo destripó y lo volvió a montar de tal modo que quedó el bicho mirando al revés. Funcionaba, sí. No, yo tampoco sé cómo lo hace.
La calidad de lo que te llevas pues mira, no es la monda, pero cumple su función, es barato y cuando te canses de ello te reamueblas la casa en un periquete sin tener que empeñar un riñón. Aunque reconozco que no suelo ir al IKEA a por cosas concretas, es sólo la excusa para cotillear cosas y dedicarme a lo esencial: merendar en el restaurante y comprar las patatas con cebollino de la tienda, que es para mí más adictivo que el tomacco.
Pero si escribo todo este rollo es porque he encontrado una página web donde se puede ver otra de sus características: una publicidad de lo más innovadora, que en este caso además de ser original nos puede servir para pasar uno de esos ratos aburridos de curro. En ella podemos ver a personajes en distintos ambientes con armarios que se mueven al ritmo de la música. Lo mejor es que podemos utilizar no sólo las músicas predeterminadas de la web, sino cualquier canción nuestra, o interactuar con ellos a través de nuestro micrófono o convirtiendo nuestro teclado de ordenador en una caja de ritmos (click en la imagen para empezar).
Os aconsejo encarecidamente pasar por esta habitación en concreto, la de los superhéroes bujarras. No tiene desperdicio.
Y para equilibrar el karma, después de estos minutos de publicidad descarada y para desgracia mía no patrocinada, para los más gruñones con esta cadena os dejo con un post del blog El estilo IKEA (click en la imagen de nuevo), en el que Llave Allen, un encargado de esta tienda escribe cargado de mala leche hacia la marca y nosotros, sus clientes.
ClientaRubita: Ah, ¿dices que a este puedo ponerle cajones?
LlaveAllen: Si, dos ó cuatro.
CR: ¿Y este de aqui también?
LA: Si, también, los mismos. Son el mismo mueble, solo cambia el color.
-15 segundos después-
CR: Me gusta este, pero ¿puedo ponerle más cajones de los que lleva?
LA: Si, como ya te dije, puedes ponerle dos, cuatro o ninguno.
CR: Y ese otro tambien me gusta, pero tiene cuatro.
LA: Puedes ponerle dos si quieres.
CR: Hmmm no sé... Bueno, hazme el presupuesto de ese de alli. *lo señala*
LA: Claro, ¿quieres cajones?
CR: Sí.
LA: ¿Cuántos quieres?
CR: Tres.
EDIT: Me ha vuelto a pasar. Joder, me ha vuelto a pasar. ¿Qué pasa? ¿Hablo un idioma que es exactamente igual que el español excepto por las palabras "dos" y "cuatro"? Cawenla...
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on miércoles, 3 de diciembre de 2008
at 10:48
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