Malditos cuadros malditos  

Posted by aliere in , ,

Mi madre adora poner cuadros por casa. Si por ella fuera no quedaría milímetro de la pared libre, a menos que por la forma pareciera en sí misma otra pintura. Cuelga lo mismo una reproducción fea de un grabado de Úrculo que dan en el periódico, que un cuadro de una china realizado con cristal pintado de colorines sobre papel albal, material noble donde los haya.

Supongo que por eso no es de extrañar que cuando nos mudamos mi hermano y yo entráramos en plena fase iconoclasta y fuéramos completamente hostiles a colgar nada en nuestras paredes que no hubiéramos elegido nosotros. Personalmente me hace mucho más feliz tener presentes las fotos de mis amigos que enmarcado el punto de cruz que hice en la EGB. Únicamente se salva una honrosa excepción: el dibujo que me realizó el costillo de un claustro de Cáceres, como el regalo más bello que me han hecho y seguramente me harán jamás (lamento que el escaneado no le haga justicia, pero os hacéis una idea).



Un día el capitán Haddock llegó a casa con la noticia de que uno de los cuadros de mi madre había salido en Cuarto Milenio porque estaba maldito. Al parecer se trata de uno de los cuadros de un tal Bruno Amadio, que según la leyenda hizo un pacto con el diablo para que sus cuadros vendieran más, vamos, como Xuxa Ram, y se dedicó a pintar niños de orfanatos tras la segunda guerra mundial que luego morían misteriosamente en incendios. Así que... nuestra casita de campo iba a arder hasta los cimientos por culpa de esta niña llorona.



Vale, en realidad ni a mi hermano ni a mí nos daba ningún miedo la historia de la maldición, pero coñe, es que nos parecía tan kitsch que teníamos que intentar que mi madre lo descolgara. Pero ni por esas, en un caso de horror vacui único tras la decoración árabe, ahí anda compartiendo espacio con los recuerdos de nuestra primera comunión, el botijo de Cuenca y el escritorio de la escuela del pueblo de mi padre, con su tintero y todo.

Con todo, esta historia me ha hecho recordar otros cuadros que siempre me han dado yuyu, aunque no tengan su maldición particular. Quién sabe, todo es ponerse y decir que los que tienen una reproducción en su casa han sufrido la terrible maldición de no volver a comer tortilla de patata en su vida. Tiembla, Iker Jiménez, nunca has visto nada igual.

"El hombre del turbante rojo", Jan Van Eyck (1433)
Quizás fuera porque parece que te mira todo el tiempo con un rictus de desaprobación o porque venía asociado al libro de Erwin Panofsky "Los primitivos flamencos" que me parecía un muermazo, pero siempre me ha dado yuyu este hombre.



Bodegones de caza
Una muestra de que el arte por ser figurativo y realista no tiene necesariamente que gustarme más que una obra abstracta. La sección de bodegones, si tiene bichos muertos, es una de las que más rápido recorro de los museos. Valgan como ejemplos los siguientes:
"El buey desollado", Rembrandt (1655)
"Bodegón con gato y raya", Jean Baptiste Simeon Chardin (1728)
"Bodegón de cocina", Mateo Cerezo (1664-1665)




"La Belle Ferronière", Leonardo da Vinci
(1490-1495)
Otra que me mira atravesada y además no se sabe si está triste o de chirigota con esa manía de Leonardo de pintar rictus en lugar de sonrisas. A ésta te la encuentras en un pasillo a oscuras y le das una patada en la espinilla y sales corriendo. Por si acaso.



¿Existe algún cuadro que os provoque singular aversión, un escalofrío por la espalda o ganas de deshaceros de él para no quedaros sin comer tortilla de patata nunca más?

This entry was posted on miércoles, 28 de enero de 2009 at 0:43 and is filed under , , . You can follow any responses to this entry through the comments feed .

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